Proporcionar agua de calidad adecuada para uso y consumo humano es crucial para prevenir la propagación de enfermedades y evitar efectos tóxicos en el cuerpo. Para alcanzar este objetivo, es necesario establecer límites permitidos para sus características bacteriológicas, físicas, organolépticas, químicas y radiactivas. Para garantizar y mantener la calidad del agua hasta su entrega al consumidor, es esencial someterla a un proceso de purificación. A continuación, se detallan las etapas clave de este proceso para asegurar que el agua sea apta para el consumo humano.
El proceso de purificación de agua incluye tratamientos físicos y químicos diseñados para eliminar contaminantes que podrían representar un riesgo. Estos contaminantes incluyen microorganismos, compuestos inorgánicos como sales y metales, y compuestos orgánicos como grasas, aceites, derivados del petróleo, pesticidas, detergentes y fármacos.
Normativas en México para el tratamiento de agua para consumo humano
En México, el tratamiento del agua potable está regulado por diversas normas que establecen los límites de calidad y los tratamientos que deben aplicarse. Entre ellas se encuentran:
- NORMA OFICIAL MEXICANA NOM-127-SSA1-1994: “Salud ambiental, agua para uso y consumo humano – Límites permisibles de calidad y tratamientos que debe someterse al agua para su potabilización”.
- NORMA Oficial Mexicana NOM-201-SSA1-2015: “Productos y servicios. Agua y hielo para consumo humano, envasados y a granel. Especificaciones sanitarias”.
Es fundamental realizar análisis previos del agua para determinar el tratamiento adecuado, ya que este variará según los parámetros que necesiten corrección. En el mercado de agua embotellada, las grandes marcas han acostumbrado a los consumidores al sabor de agua con bajo contenido en sales (agua osmotizada). Sin embargo, esto no significa que un agua purificada con un contenido más alto de sales no sea apta para el consumo, siempre que cumpla con la NOM-127-SSA1-1994.
Etapas comunes en un sistema de purificación de agua:
- Desinfección: El cloro es el desinfectante más utilizado para eliminar microorganismos como bacterias y virus presentes en el agua. La cloración ha reducido significativamente el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como difteria, fiebre tifoidea y cólera. Sin embargo, la cloración no purifica completamente el agua. Las normas mexicanas exigen una concentración de cloro libre residual entre 0.5 y 1.5 mg/l.
- Filtración con medios granulares: Este proceso elimina los sólidos suspendidos en el agua. Los filtros de lecho profundo, que utilizan medios granulares como arena sílica, zeolita, antracita y granate, son comunes. Estos medios pueden retener partículas de hasta 1 micra de diámetro. Es crucial realizar la filtración en las primeras etapas del proceso para evitar que las partículas obstruyan los equipos utilizados en etapas posteriores.
- Carbón activado granular (CAG): El CAG es altamente eficaz para adsorber compuestos orgánicos que pueden ser tóxicos o afectar el color, olor o sabor del agua. También actúa como agente reductor del cloro libre, convirtiéndolo en ion cloruro (Cl–). Dado que el CAG favorece el crecimiento bacteriano, es necesario realizar procesos de sanitización periódicos.
- Suavización: Se recomienda suavizar el agua cuando su dureza supera los 170 mg/L o si el agua no osmotizada tiene un sabor desagradable o causa incrustaciones en los equipos. La suavización se realiza mediante resinas de intercambio iónico que eliminan iones de calcio y magnesio, responsables de la dureza del agua.
- Ósmosis Inversa (OI): La ósmosis inversa es necesaria cuando se desea reducir la concentración de sales en el agua. Este proceso utiliza membranas porosas que rechazan más del 99% de las sales al aplicar una presión elevada al agua. Dependiendo de la calidad del agua, se utilizan diferentes configuraciones de membranas.
- Ozono: Aunque el agua ya es potable en esta etapa, se utiliza ozono para desinfectarla y protegerla contra posibles contaminaciones bacterianas posteriores. El ozono se genera a partir de oxígeno molecular mediante una descarga eléctrica y se inyecta en el agua para asegurar su calidad hasta el almacenamiento.
- Esterilización con luz ultravioleta (UV): Como una barrera final de protección antes del embotellado, se emplea una lámpara de luz UV que esteriliza el agua impidiendo la reproducción de bacterias o virus. La vida útil de las lámparas UV varía según la marca, pero generalmente es de 9000 horas.
Existen otros métodos de purificación de agua, pero estos son los más comunes y necesarios para la potabilización en México. La elección del proceso más adecuado dependerá de factores como el tipo de envase, la limpieza del entorno y la ubicación de la planta. Algunas empresas también añaden ozono al agua como paso final para prolongar su vida útil en anaquel, aunque este residual de ozono se descompone rápidamente en oxígeno.